Agrovoltaica: cultivos a la sombra de los paneles fotovoltaicos

La combinación de paneles fotovoltaicos y cultivos o ganadería se ha convertido en una tendencia en los últimos años. Cada vez se ensayan más instalaciones de este tipo, denominadas agrovoltaicas, que permiten un uso compartido del suelo.
El uso extensivo que hace de la tierra una planta fotovoltaica compite con las necesidades agrícolas y ganaderas. Al menos esto es lo que ocurre en algunos casos. Pero cada vez hay más ensayos que tratan de combinar las dos actividades con el fin de obtener un mejor aprovechamiento del suelo.
La agrovoltaica, que es como se denomina esta fusión de actividades, ofrece beneficios tanto para el crecimiento de los cultivos como para la producción eléctrica. En los ensayos que ha habido se ha comprobado que la sombra de los paneles solares alivia de la radiación solar a las plantas. Su cobertura también limita la evaporación del agua, con lo que se reducen las necesidades hídricas de la tierra. Y esto tiene un efecto doble: la evaporación procedente de los cultivos se transmite a las placas y ayuda a mantenerlas refrigeradas, de forma que son más eficientes.
Bernardino Martín, ingeniero fotovoltaico de la ‘startup’ especializada en eficiencia energética, RatedPower, destaca este aumento del rendimiento de los paneles: “La vegetación bajo los módulos puede contribuir a reducir la temperatura del suelo y aumentar el rendimiento solar”. Pero también hace hincapié en la oportunidad de la agrovoltaica para sumar al mundo rural a la transición energética: “Impulsa la unión de fuerzas con los gestores de la tierra y las zonas rurales. Y aumenta las probabilidades de que los propietarios estén interesados en utilizar sus tierras también con fines energéticos”.
La visión de la agrovoltaica de Francisco Pérez Abiétar, CEO de Huerto Tornasol y delegado de Anpier (Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica) de Castilla-La Mancha (España), parte del mundo rural hacia el energético. Para él, esta nueva disciplina ofrece la posibilidad de mantener los cultivos de la zona, incluso de recuperar especies. «Creo que permite la adaptación de los cultivos a las consecuencias que derivan del cambio climático que tenemos aquí ya. Hay muchos cultivos que por el cambio de condiciones han dejado de ser viables en determinadas latitudes. Esto obliga a deslocalizarlas y, como consecuencia, deslocalizar las industrias afines a estos cultivos», señala.
La cobertura de los paneles ofrece una protección que cada vez más necesitan las plantas para hacer frente a los caprichos del tiempo. «La agrovoltaica aplicada a la tipología de cultivos de la zona posibilitaría que estos cultivos se pudiesen mantener”, sostiene Pérez Abiétar. “Porque al final podemos mejorar las condiciones climáticas de las plantas, evitando el granizo, protegiendo de los golpes de calor excesivos, favoreciendo la menor necesidad hídrica gracias a la sombra, con lo que ayudamos a superar periodos de sequía prolongados».
“Lo principal para que un proyecto agrovoltaico sea un éxito es que el diseño de la planta solar permita el crecimiento adecuado del cultivo seleccionado”, apunta Martín. “Existen diferentes tipos de sistemas agrovoltaicos y el que escojamos para nuestro proyecto dependerá mucho del tipo de cultivo, el tamaño de la maquinaria necesaria para este cultivo y el clima local, entre otros factores ambientales”. Uno de los aspectos a tener en cuenta es que la recolección de la cosecha se pueda hacer a mano o con maquinaria sencilla y pequeña.