“Los pequeños inversores que entraron en fotovoltaica no buscaban dar el pelotazo sino conseguir una rentabilidad razonable”
Entrevista con
Rafael Barrera
Director de ANPIER (Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica)
Los tribunales de Justicia, incluido el Constitucional, siguen sin dar respuesta a las demandas de los miles de inversores en fotovoltaica ¿Tienen aún esperanza?
La última sentencia del Tribunal Supremo, que vamos a recurrir, puede marcar un antes y un después en nuestra lucha porque aunque ha sido negativa para nuestras demandas incorpora el voto de tres magistrados disconformes con la misma. Uno de ellos, Eduardo Espín Templado, expresa a través de su voto particular que la proyección retroactiva sufridas por este colectivo “es gravemente atentatoria a la seguridad jurídica y a la confianza legítima que los ciudadanos y las personas jurídicas tienen en que se les respetará la aplicación efectuada de la legislación que existió en cada momento”.
Vamos a llegar hasta el Tribunal de la Unión Europea, además de la vía internacional del arbitraje a través del CIADI. Lo que más nos molesta es que el Gobierno del PP sí ha dialogado con los grandes fondos internacionales afectados y no con las miles de familias afectadas.
¿Quién ha soportado los costes de los cambios legislativos retroactivos en materia de renovables, especialmente en fotovoltaica?
Hay que partir de una premisa clara. Fue el propio Gobierno, a través del BOE y de campañas en el IDEA como las del “El Sol puede ser suyo” quien incentivó la inversión de pequeños ahorradores en el desarrollo del mercado fotovoltaico. Porque había que cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de la Unión Europea y porque era buen para el medio ambiente.
Pese a lo que se puede pensar, quien entró en este tipo de inversiones tenían un perfil conservador, del entorno rural, que no veían ningún atisbo de riesgo y que además veían que era bueno para sus pueblos y comarcas. Nadie hubiera invertido si hubiera visto riesgo.
Pero a partir del 2010 todo cambió de golpe, vía BOE curiosamente. No se podían cambiar los contratos, pero sí el BOE. Y los pequeños inversores que esperaban conseguir una rentabilidad razonable y contenida en el tiempo, no un pelotazo como el inmobiliario, vieron como eran los grandes damnificados. Ni los instaladores, ni los bancos ni el Estados. Ellos son los que más han soportado las pérdidas todos estos años. Muchos de ellos han tenido que alargar con el banco la devolución de los préstamos que tuvieron que pedir. Los recortes en la rentabilidad ha llegado en muchos casos hasta el 55%.
Tras las elecciones, ¿creen que la legislación en materia renovable cambiará?
Por la lógica de los tiempos y lo que está pasando en otros países debe cambiar seguro. Falta saber el cuándo. Están surgiendo nuevos actores en el sistema, nuevos modelos de gestión y propiedad. El modelo de combustibles fósiles, e incluso el del gas, dará paso al de las renovables. Sí o sí. Nunca se valorará suficiente lo que han conseguido estas 62.000 familias que invirtieron en plantas fotovoltaicas a la hora de democratizar y socializar la energía en España.
Para regiones como Castilla-La Mancha, ¿qué puede representar el desarrollo de energías como la fotovoltaica en el futuro?
En regiones como Castilla-La Mancha, la energía solar rinde un 40% más que en el norte de Europa. Para territorios donde las zonas rurales tienen mucho peso, las energías renovables forman parte de su futuro y de su supervivencia. Para que no se cierren pueblos ni empresas. Si la energía fuera más barata, y puede serlo gracias a las renovables, muchas empresas e industrias se sentirían atraídas de invertir en estas zonas. Además de convertirse en suministradores de energía para Europa.